Lo prometido es deuda queridos lectores, ha llegado la hora
del gran final de esta historia de terror-suspenso que comenzó el 13 de octubre
con el capítulo 1 que si aún no lo han leído pueden hacerlo haciendo click aca.
Continuó el 20 de octubre con el capítulo 2 el cuál podrán leer haciendo click
aca y, ahora mismo, en hallowen los dejo con el gran final de esta historia que
he escrito con la novelista Alejandra Sanders de cuentos y profecías de terror
a quién le agradezco enormemente la oportunidad, para mi fue un honor y un
placer escribir con alguien tan talentosa como ella. Sin más preámbulo los dejo
con la historia, agradezco sus visitas a mi espacio y feliz hallowen para
todos!!
Después de la macabra y traumatizante experiencia, Lorenzo
trató de encontrar una vía sostenible que pudiera abrir brecha entre los
desquiciantes celos de Daniel y el dolor latente de Diana. Los días transcurridos fueron eternos. Diana
y Lorenzo sin saber qué hacer ante semejante situación, dirigieron miles de oraciones a Dios con la
esperanza de que sean contestadas. Una esperanza que se convertía en
desesperación y ansias mientras el tiempo volaba como un halcón.
Después de casi dos meses de escribirse por mensajes de
textos y dirigir oraciones desesperadamente a una divinidad que sólo generaba
dudas, decidieron buscar ayuda de un
erudito. En consecuencia, acudieron a un
exorcista que les proporcionara el remedio a su enfermedad espiritual.
Una tía de Lorenzo, asidua participante de las misas
dominicales y “fanática” en lo relacionado al espiritismo, le presentó a
Lorenzo al sacerdote Andrés Visconti un conocido experto en asuntos
paranormales. La mayoría de los
conocedores en el tema afirmaban que era el mejor a nivel nacional.
Éste, ataviado con su pulcra sotana y un crucifijo dorado
que rodeaba su ancho cuello, recibió a Lorenzo con aire compungido. Sus ojos
parecían discernirlo, como indagando más allá de lo que el físico transmite a
simple vista. Con las manos cruzadas y adheridas al pecho, Visconti sonrió
amablemente y dijo:
—Señor Lorenzo Cisneros, su tía me ha puesto al tanto sobre
la pesadilla que han experimentado usted y su novia. Debo confesar, que me ha
asombrado sobremanera. Aunque he visto cosas muy extrañas a lo largo de mis
veinte años como exorcista, lo que ustedes han pasado rebasa mi imaginación.
—Padre, le prometo que haré lo que usted me pida aún a costa
de mi vida con tal de librarnos de esta horrible situación. Por favor haga lo
que sea, pero por lo que más quiera ayúdenos a salir de esto —Exclamó Lorenzo
con los ojos vidriosos y la voz quebrantada.
Luego de esto, arreglaron varios detalles, como la hora y el
lugar en donde se encontrarían para comenzar el exorcismo y los elementos que
deberían utilizar. Finalmente, Lorenzo se retiró del lugar con esperanzas y un
poco más tranquilo con la promesa del sacerdote Visconti de que todo terminaría
aquella noche del 27 de abril de 1988.
El reloj marcaba las seis de la tarde cuando aquel día
prometido llegó. Los tímidos rayos solares se ahogaban en la oscuridad
incipiente, y en la pequeña sala del departamento de Diana se encontraban
reunidos ella, Lorenzo y el padre
Visconti. El nerviosismo cundió en todos, sin embargo y debido a su experiencia
en estos temas sobrenaturales, el exorcista tomó la iniciativa para llevar a
cabo su cometido y saldar las cuentas con el malvado espíritu que circundaba la
esfera terrenal en la que se desenvolvían los implicados.
—Lorenzo, Diana, deben tener presente que tal como en una
operación quirúrgica, este tipo de sesiones conlleva sus riesgos. Tienen que
esforzarse por mantener la calma. Sé que no es fácil, pero ya se han enfrentado
en dos ocasiones al espíritu de Daniel. Así que no será nada nuevo para
ustedes. Por favor Diana, colócate aquí
—señaló con su mano rolliza a una silla de plástico que se encontraba a
su lado.
Tomó fuertemente con su mano algo temblorosa a Diana, cosa
que denotaba que en este caso hasta el más experto se sentía algo nervioso y
aterrado. Respiró profundamente, como buscando fuerzas que lo tranquilizaran.
Sacó a relucir un crucifijo como si fuese la respuesta a todos los problemas y
exclamó a toda voz:
—Si en esta habitación se encuentra un espíritu presente que
quiera negociar con los aquí presentes que se manifieste en este instante.
Al parecer Daniel se hacía desear puesto que hubo un
silencio absoluto y bastante incómodo en la habitación durante diez minutos que
parecieron horas. Fue entonces cuando Lorenzo perdió totalmente los estribos y
gritó a todo pulmón:
—¡No importa lo que digas o hagas, seguiré en la vida de
Diana porque ella no se merece un imbécil con tú, seré por siempre el karma de
tu castigo, maldito. Y aunque te la lleves contigo no creo que ella te dé otra
oportunidad luego de lo que le has hecho.
Ni tampoco creo que ella tengo el mismo destino que tú. ¡Púdrete en el
infierno!
Ante la furibunda reacción de Lorenzo, el padre Visconti se
apresuró a calmarlo, ajenos ambos a lo que ocurría en el alma de Diana.
Ella cayó al suelo repentinamente, tiesa y helada como una
roca, como si fuera un cadáver que lleva enterrado semanas. Las puertas y
ventanas se bamboleaban como hojas de otoño. Desde el interior de las paredes, se
oyó una horrible voz fantasmal que dijo:
—¡Si no puedo hacerla feliz entonces haré que sufra; pero
como sea, estará conmigo!
En el rostro de Lorenzo se dibujó un demonio herido, era el
reflejo de su alma enardecida. Aún tenía fresca en su memoria el cúmulo de
sufrimientos que Daniel les había obsequiado.
Visconti con crucifijo en ristre, se palpó el bolsillo de su
sotana, extrajo un frasco verde, era su pócima. El agua bendita nunca le había
fallado y confiaba en su efectividad.
Mientras tanto, Diana, ajena a lo que estaba sucediendo,
yacía exangüe en el suelo gélido.
A los oídos de los dos hombres, llegaron los lamentos agudos
e infantiles de un espíritu. Comprendieron de quien se trataba. Era Fátima. En
algún lugar de una dimensión ultraterrena, la pequeña pedía atención. El
corazón de Lorenzo se encogió, y Visconti sin despegarse de él, dijo con voz
firme:
—Por el poder de Cristo que quita el pecado del mundo te
ordeno que abandones esta casa y dejes en paz a esta familia.
Pero Daniel, lejos de hacerles caso realizó una maniobra que
dejó al sacerdote paralizado y con un nudo en la garganta. Se apoderó del
cuerpo de Lorenzo. El padre se desconcertó. Jamás había estado ante una
situación similar, sin saber bien qué hacer, se desplomó, cayó de rodillas y
exclamó:
—Dios mío, a ti encomiendo mi espíritu, ilumínanos con tu
luz para que sepamos qué hacer ante esta tragedia.
Entonces comenzó una guerra entre el amor de Lorenzo contra
la obsesión y egoísmo de Daniel, y el campo de batalla era el mismísimo cuerpo
del poeta.
—Jamás te llevarás a Diana maldito, no permitiré que ella
sufra una agonía eterna a tu lado —dijo Lorenzo histérico.
—No puedes hacer nada, al estar de este lado, la ventaja es
mía y nunca podrás cambiar eso —dijo la voz espectral.
—Tú mismo lo has dicho, pero ya no tendrás esa ventaja
—aseveró Lorenzo.
En una zona oscura, invisible a la vista humana, Lorenzo
sostiene la mano de Fátima, y le espeta a Daniel:
Si la historia les gusto, les pido que dejen sus mgs y comentarios en mi página de facebook a la cuál podrán acceder haciendo click aca. Mil gracias a Alejandra Sanders por escribir esta historia conmigo, feliz hallowen!!
1 comentarios:
NUEVE; El 2014 = siete, si sumas cada dígito, daría SIETE , ese año sucedió en tu vida, algo cambió , ese acontecimiento hizo que dejaras de escribir por unos años..¿ que paso?
2014 = SIETE, Ese año mi vida dio un giro de 360 grados...y CUATRO AÑOS Y SIETE MESES DESPUÉS ...nuestros caminos se encontraron.
Si tu me cuentas que te sucedio, yo tambien lo hare..
NUEVE, voy a tratar de dormir, el Insomnio hace ya varios años que es mi compañero, aqui son las 5:30 AM, espero descansar aunque sea dos horas.
Dulces Sueños MI NUEVE
NUEVE , aunque lo saque de tu 27 = 2+7...Espero que no estes pensando en hacer parte del Club de los 27.
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